A10C13. Dragón

La sombra negra ya estaba enredada en su mano izquierda cuando Monica notó que una sombra delgada como un cabello se arrastraba en la oscuridad.

Hiciera lo que hiciera, aunque intentara lanzar una barrera para repelerla con su hechizo sin cántico, ya no llegaría a tiempo. Así que tuvo que sacudirse la mano de Félix que intentaba tocar su mano izquierda, mantener la distancia y concentrar su maná en la mano izquierda para evitar que la maldición se extendiera por todo su cuerpo.

Afortunadamente, la rápida intervención de Nero había ayudado a Monica a repeler la maldición, por lo que sólo una cantidad muy pequeña de la maldición se adhirió a su cuerpo. De hecho, ella podria ser capaz de suprimir esta cantidad de maldicion usando su mana... o eso pensaba. Pero pronto se dio cuenta de que había sido demasiado ingenua.

Cada vez que le latía el corazón, sentía un dolor intenso desde el codo izquierdo hacia abajo, como si le hubieran clavado varios clavos diminutos en las venas. Y para reprimir el grito, Monica tuvo que morderse el brazo derecho. Si hubiera sido en otro lugar, se habría dado la vuelta y habría gritado desde hacía rato.

Monica sintió vagamente que Nero levantaba su cuerpo en brazos, gritando algo incomprensible. Junto a él, Félix también gritaba algo con el rostro muy pálido. Sin embargo, ella ya no podía oír sus voces. Sólo el sonido de su propio corazón latiendo resonaba con fuerza en su cabeza.

Gimiendo con voz ahogada, Monica reunió su mana en el brazo izquierdo para contener la propagación de la maldición aunque fuera por un momento.

Sintió que la cabeza le daba vueltas, su visión se vio oscurecida por parpadeos de rojo y negro frente a sus ojos antes de que todo se volviera oscuro.


* * *


En su visión borrosa, vio algo allí.

Había un dragón derrumbado. A diferencia del dragón maldito de antes, su cuerpo, que era dos tamaños más pequeño estaba cubierto de escamas verdes. Tal vez ese dragón verde estaba todavía en su infancia. Y su cuerpo, que había sido consumido en más de un 80% por la sombra negra ya no se movía.

De pie junto al cadáver de un joven Dragón Verde había una persona. Un ser humano. No podía ver su cara porque estaba borrosa. Pero por las líneas de su cuerpo, apenas podía decir que era un hombre adulto.

"Maldición. Otro fracaso".

Murmurando molesto, el hombre se dio la vuelta y se disponía a abandonar la escena, abandonando los restos del pequeño dragón.

Pero entonces descendió un solitario Dragón Verde, que probablemente era la madre del pequeño dragón. El Dragón Verde se enfureció e intentó cazar al hombre humano, pero éste se escondió hábilmente detrás de una roca.

El dragón pensó, si esto sigue así, perderá de vista a ese odioso hombre y la oportunidad de matarlo.

--¡Nunca le perdonaré! ¡Nunca le perdonaré! ¡Nunca le perdonaré!

Considerando que el dragón solo vio brevemente ese rostro humano, estaba seguro de que ya no sería posible encontrarlo si ese hombre se mezclaba con la multitud de humanos.

La propia maldición se ha debilitado con la muerte del pequeño dragón. Si se la dejara sola, probablemente acabaría desapareciendo por sí sola. Así que antes de que eso ocurriera, el Dragón Verde abrió la boca... para comerse los restos de su propio hijo.

Sus afilados colmillos desgarraron las escamas y la piel aún blandas, devorando la carne junto con la maldición que mató a su amado hijo. Después, la maldición se había incorporado al Dragón Verde.

Como la "brujería" estaba impregnada de abundante mana del chamán, era más fácil rastrear a ese hombre siguiendo su mana.

--¡Definitivamente haré pedazos a ese hombre!

Sin que el Dragón Verde lo supiera, la brujería debilitadora que había sido llevada a su cuerpo fue transformada por su fuerte odio.

La brujería debilitada se había convertido en una verdadera maldición.

Y el Dragón Verde, que se había convertido en un verdadero dragón maldito, batió sus alas y comenzó a moverse para encontrar y matar al odioso hombre que mató a su hijo con brujería.


* * *


Quizá tras tocar la maldición, permitió a Monica vislumbrar los recuerdos del Dragón Verde,

Ah...

En su conciencia que se desvanecía, Monica se dio cuenta.

Si "maldición" es algo que se crea de forma natural cuando las emociones negativas se mezclan accidentalmente con maná oscuro, entonces "brujería" es algo creado por manos humanas a través de las artes.

Una 'maldición' verdaderamente poderosa nació después de que la 'brujería' hecha por humanos fuera expuesta al odio del Dragón Verde...

Después de que la sombra negra absorbiera el mana de Monica y lo enviara al cuerpo del Dragón Verde. Su cuerpo comenzó a moverse de nuevo, aunque lentamente.

Con lanzas de hielo brotando de su cabeza, sus alas hechas jirones y su estómago quemado de dentro a fuera, el Dragón Verde debería haber dejado de estar vivo hacía tiempo. Y, sin embargo, la maldición que había imbuido su obsesión mantenía su cuerpo hecho jirones en movimiento.

Todo para vengarse del humano que había matado a su hijo.

Monica podía oír las voces vengativas del Dragón Verde en su cabeza. Resonaba una y otra vez.

Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...

Sabía que no tenía sentido pedirle perdón. Aun así, sintió que se volvería loca si dejaba de suplicar perdón.


* * *


Tal vez tras perder el conocimiento, la cabeza de la Bruja del Silencio se desplomó en brazos de su ayudante. Al mismo tiempo, el cuerpo del dragón maldito se levantó lentamente y empezó a moverse de nuevo.

Ante la peor situación, Félix apretó los dientes. Puede que tuviera balas capaces de matar al dragón, pero no funcionaría con la maldición. Después de todo lo ocurrido, no tenía intención de morir heroicamente. Después de todo, su adorada Lady Everett había colapsado mientras lo protegía. Así que no podía dejarla morir en este lugar.

"...Te conseguiré algo de tiempo, tú toma a Lady Everett y huye de aquí", ajustando su rifle de caza, Félix le dijo a Bartholomew con rostro adusto. Pero Bartholomew no le prestó atención y dejó el cuerpo de la Bruja del Silencio sobre la hierba cercana. Luego, con un andar casi antinatural, Bartholomew se deslizó junto a Félix y se acercó al dragón que esparcía maldiciones.

"¿No te dije que no te metieras con mi maestra?".

A pesar de que no soplaba el viento, el pelo negro de Bartholomew crujía y se mecía.

El cuerpo del ayudante de la Bruja del Silencio se oscureció gradualmente como si se fundiera en la noche. Dejando sólo los ojos dorados brillando intensamente, como si flotaran en la oscuridad.

"... Te haré un favor como compañero de especie. Te reduciré a polvo en un instante para que no tengas que mostrar más tu patética forma".

La oscuridad que rodeaba a Bartholomew se hinchó con una masa tangible.

Su cuerpo, aún más grande que el del Dragón Verde, estaba cubierto de escamas que parecían de obsidiana. En la parte posterior de tan enorme cuerpo se extendían un par de alas. En sus gruesos brazos había afiladas garras de color negro azabache, y una boca tan grande que incluso una vaca sería arrancada al instante con sus afilados colmillos.

...además, sus ojos dorados que brillaban más que la luna en el cielo nocturno.

Félix podía sentir el pequeño temblor de Will en el bolsillo de su pecho. Más aún por él mismo, que apenas podía contener su estremecimiento, pero seguía sin poder ocultar su asombro.

Se decía que la entidad que tenía delante era una a la que la Bruja del Silencio había derrotado una vez. Un dragón legendario cuya fortaleza se encontraba cerca de las montañas Wogan, en el condado de Kelbeck, y al que seguían más de 20 wyverns.

"El Dragón Negro Wogan..."

Como respondiendo al murmullo de Félix, el Dragón Negro giró el cuello y siseó.

Inspirando profundamente, la boca del Dragón Negro se abrió de par en par, escupiendo llamas negras como el azabache con su aliento.

Más profundas que la sombra de la maldición y más hermosas que la oscuridad de la noche, las llamas negras envolvieron el cuerpo del dragón maldito, pintando su cuerpo de negro como si se fundiera en llamas.

En sólo tres parpadeos, el dragón maldito se consumió sin dejar rastro, junto con la maldición que lo había estado carcomiendo.

Las llamas exhaladas por el Dragón Negro, al igual que las llamas del inframundo, lo consumen todo, ya sea una barrera o una maldición. Una vez que las llamas se desatan, nadie puede impedirlo. Todas las cosas se convierten en polvo de la misma manera.

El Dragón Negro ladeó perezosamente su largo cuello y miró a Félix, que se quedó boquiabierto.

Sus ojos dorados miraban a Félix con características inhumanamente reptilescas. Era como si trataran de averiguar sus verdaderas intenciones.

Cuando Félix le devolvió la mirada sin inmutarse, el Dragón Negro exhaló un bufido.

De repente, el cuerpo del Dragón Negro se fundió en el borroso miasma negro azabache como el agua antes de formar la forma de un macho adulto.

Cuando el borrón se disipó por completo, apareció Bartholomew Alexander, un joven de pelo oscuro y ojos dorados, ayudante de la Bruja del Silencio.

"Vaya, tienes agallas para no salir corriendo, Príncipe".

"Esto aún me sorprende a su manera... ¿no se suponía que Lady Everett te había exterminado?".

"Los humanos se sentirán más seguros si las cosas se dejan así".

Ante las palabras del Dragón Negro, Félix se tragó su refutación.

Lo que decía este dragón era cierto. Si la gente se enteraba de que el legendario Dragón Negro se había convertido en un familiar de los Siete Sabios... lo más probable es que cundiera el pánico en el reino.

Tomar a un dragón como familiar es inaudito. Sin mencionar, que viene siendo un legendario Dragón Negro, no ha existido una bruja así en la historia.

Puede que algunos consideren peligroso al Dragón Negro y pidan a gritos que lo maten.

O algunos podrían llevar a la Bruja del Silencio y al Dragón Negro como elemento disuasorio para otros países, si no como arma de guerra. Y el Duque Crockford ciertamente lo haría.

Y la Bruja del Silencio probablemente tampoco lo querría.

Cuando Félix guardó silencio, el Dragón Negro en forma humana le sonrió, mostrando sus afilados dientes.

"¿Preocupado? ¿Asustado? Tranquilízate. Soy el familiar de la Bruja del Silencio. Mientras ella sea mi ama, no atacaré a los humanos".

Levantando a su amo, la Bruja del Silenciosa, el Dragón Negro giró perezosamente la cabeza y miró a Félix.

"Pero, sabes, si le dices a alguien sobre mi verdadera identidad, entonces..."

Con una sonrisa viciosa en la boca, sus dientes dentados y afilados repiqueteaban amenazadoramente.

Los ojos dorados miraban con cierta picardía a Félix.

"Puedes esperar que te aplaste la cabeza en mi boca".



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