Historia secundaria 11: El regreso de Monica (primera parte)
Hilda Everett contemplaba su vida actual.
Ocupaba un alto cargo en el Instituto de Magia, tenía un buen sueldo y poseía una casa cerca de la capital, pero en sus 40 años de vida seguía soltera.
Como no podía hacer ningún tipo de tareas, siempre se lo dejaba a las criadas experimentadas, pero debido a la proximidad de la pausa del solsticio de invierno y las vacaciones de año nuevo, dicha criada se tomó dos semanas libres.
La atenta y experimentada criada era consciente de que Hilda no puede hacer ninguna tarea doméstica, así que le había preparado comida para dos semanas, pero ésta la echó a perder en un solo día.
"Esto es extraño. Había seguido sus instrucciones de limitarme a calentar la sopa. Pero, ¿por qué ha acabado así?"
Por supuesto, después de calentar la sopa al fuego más alto, el contenido hirvió causando que se desbordara, como resultado, la parte inferior se carbonizó lo que terminó en desastre.
Presa del pánico, se apresuró a apartar la olla del fuego, pero acabó derramando la sopa porque no sabía que el asa también estaba muy caliente.
Era una investigadora brillante capaz de utilizar todo tipo de material de laboratorio como si fueran sus propias manos, pero ese talento no le servía para utilizar los utensilios de su casa.
Aún así, ese tipo de desastre por sí solo no haría que la criada cayera de rodillas, por desgracia, no terminó aquí.
Después de derramar la sopa por el suelo, Hilda intentó limpiarla, pero un extraño pensamiento cruzó su mente, ¿Qué tal limpiarla con la magia de agua que ha estado desarrollando?, pensó.
"Es una idea inteligente. Como se esperaba de mí".
Así que lanzó magia de agua con sus pies para barrer el suelo sucio.
Tal vez si dejaba que el agua fluyera en movimientos circulares las manchas se irían... pero la sopa pegada al suelo no saldría fácilmente. Y las manchas de aceite no se quitaban sólo con agua.
A Hilda le molestaba mucho esa mancha tan persistente, así que aceleró los movimientos...
"Oh no..."
Como consecuencia, el impulso del agua, que estaba a la altura de la magia de ataque, destruyó una de las patas de la mesa de cuatro patas. Causando que la mesa se inclinara, dejando que toda la preciada comida de la mesa se deslizara hacia el agua desbordante del suelo.
Así fue como llegamos a donde ella estaba contemplando su vida actual después del gran desastre que ocurrió ante ella.
Sólo repetía entre dientes 'todo lo que he hecho es calentar la sopa', pero a quien estuviera al tanto de las circunstancias no le convencería esa excusa.
Mientras su mente pensaba en mejorar la magia, llamaron a la puerta de la cocina.
Durante las vacaciones del solsticio de invierno, la mayoría de las tiendas estarán cerradas, y el cartero no estará disponible para las entregas.
Al fin y al cabo, durante ese tiempo la gente prefiere quedarse en casa y pasar su tiempo de calidad con sus familias. Y recibir una visita en esas fechas no hacía más que desconcertar a Hilda.
"Espera un momento. ¿Quién será?"
Caminando sobre sus botas empapadas mientras resonaba el sonido empapado, abrió la puerta de la cocina, y entonces sus ojos se abrieron de par en par.
"E-Estoy en casa".
Una chica menuda de pelo castaño pronunció esas palabras con torpeza. Era Monica Everett, su hija adoptiva.
Soltando un '¡Oh, Vaya!' involuntario, abrazó a la esbelta muchacha.
"¡Has venido, Monica! Deberías haberme dicho si venías a casa".
"L-Lo siento...
"Ya ves, no tienes que venir todo el camino hasta aquí.."
"He llamado a la puerta principal pero no he obtenido respuesta, así que..."
Monica, que ha estado viviendo en esta casa hasta hace unos años, naturalmente tenía una llave de repuesto de la casa. Podría haber utilizado la llave para entrar en la casa por su cuenta, pero parece que este tipo de cuidado y atención de ella no ha cambiado ni un poco.
"Será mejor que nos vayamos a otro sitio que hablar en este lugar tan frío. Qué tal si entras... y por supuesto, debes entrar por la puerta principal".
"¿Es necesario?"
"Por supuesto, ya que mi linda hija ha llegado a casa, quiero darle la bienvenida desde la puerta principal."
Y con esas palabras ocultó el gran desastre que había dejado en la cocina.
* * *
Hace seis años, después de que Monica fuera adoptada por Hilda, ella ha estuvo viviendo en esta casa por menos de un año.
Medio año más tarde, se matriculó en el internado de Minerva, y después su vida fue de viento en popa hasta que fue elegida y se convirtió en una de los Siete Sabios.
Para una mujer soltera como Hilda, ocupar una casa tan grande como ésta podría ser demasiado para ella, pero con tantos documentos de investigación, libros y materiales que había acumulado desperdigados por ahí, podría decirse que era una ventaja para ella. Y parece que sus hábitos no han cambiado en absoluto.
La primera vez que trajo a Monica a su casa, Hilda le dijo avergonzada: "Normalmente estaría más ordenada que esto". Pero, a medida que pasaban los años, las cosas que ella añadía aumentaban y la casa se volvía más desordenada que la anterior.
Gracias a los esfuerzos de la criada no se llenaba tanto de polvo, pero con tantos documentos que había acumulado, era inevitable que siguiera pareciendo un poco desordenada.
Hilda tomó un tarro de galletas del armario y lo colocó directamente sobre el escritorio. Como persona que no había hecho de hostelera en su vida, no tenía ni idea de cómo poner las galletas en el plato antes de servirlas. Monica se sintió extrañamente nostálgica ya que sentía que Hilda no había cambiado en ese aspecto.
Hilda, que solía ser la ayudante de su padre, era por naturaleza una investigadora de corazón. Ella misma debía de ser consciente de que adoptar y criar a un niño era un papel impropio de ella.
Sin embargo, a su manera, Hilda animó a Monica, le recordó pacientemente las palabras que casi había olvidado y le dio comida caliente para comer y una cama cómoda para dormir.
También fue ella quien animó a Monica a matricularse en Minerva. Monica no sabe cómo agradecerle todo lo que ha hecho por ella.
"Esto me trae recuerdos. La última vez que volviste fue cuando celebramos tu investidura de los Siete Sabios, ¿no? En dos años, has crecido tanto...".
Aunque Hilda y Monica habían intercambiado cartas con frecuencia, hacía mucho tiempo que no se veían así, pues ambas estaban muy ocupadas con sus propios trabajos.
Monica no creía haber crecido tanto en dos años, pero Hilda veía lo contrario. Sinceramente, a Monica le alegraba oír a Hilda decir que había crecido, le hacía sentir picor en la boca.
"Entonces, ¿Cuánto tiempo piensas quedarte aquí? Si no recuerdo mal, habría una Invocación de los Siete Sabios en la ceremonia de año nuevo después del solsticio de invierno."
"Si... planeo visitar el castillo antes de que comience la ceremonia de año nuevo..."
"Supongo que te quedarás aquí hasta entonces. Puedes relajarte aquí. Esta es tu casa. después de todo... ¡ah!"
Hilda que estaba mostrando una sonrisa maternal de repente soltó una vocecita como si acabara de recordar algo. Y su mirada se dirigió hacia la cocina.
"Verás, siento no poder preparar nada de comida. Si quieres puedo traer pan y pepinillos... ¡oh, aún tengo pastel de jengibre, recuerdo que los guardé en la alacena!".
Las palabras de Hilda hicieron recordar a Monica lo devastadora que era su madre adoptiva en las tareas domésticas.
"Um... iré a hacer un poco de té".
Monica iba en su lugar ya que se sentía preocupada si la dejaba sola, pero Hilda la detuvo reflexivamente cuando su rostro se tornó más pálido.
"¡Espera! No puedes ir a la cocina ahora mismo... Quiero decir... deja que yo me encargue de preparar el té".
Por desgracia, llegó demasiado tarde, pues la puerta prohibida que conducía a la cocina ya se había abierto, y Monica sonrió amargamente, contemplando la devastación que tenía a la vista. Parecía que su madre adoptiva no había cambiado nada, pensó.
Al fin y al cabo, Hilda había hecho algo parecido todos los años desde que Monica había sido adoptada en esta casa.
* * *
Al final, Monica e Hilda limpiaron la cocina hasta que oscureció.
Puede que esta tragedia hiciera que Hilda pareciera muy incómoda, pero desde la perspectiva de Mónica, seguía siendo mejor que sólo hubiera ensuciado el suelo.
En el peor de los casos, tal vez el pequeño fuego que encendió ya habría quemado el techo, o tal vez las estanterías ya se habrían caído por todas partes. Su destreza en las tareas domésticas era mucho peor incluso para llamarla mala.
Una vez terminada la limpieza, Hilda sirvió rebanadas de pan y mermelada de miel y nueces encurtidas junto con pastel de jengibre. Parece que se había llevado toda la comida que guardaba en casa.
"Nero, Nero. Despierta. Es la cena".
Monica llamó a Nero, pero éste no respondió y siguió acurrucado dentro de su bolsa de equipaje. Tal vez el intenso frío de los últimos días había hecho mella en su cuerpo, ya que había pasado la mayor parte del tiempo hibernando.
Ella estaba preocupada por él, pero no importaba en qué estado se encontrara, también era un dragón. Así que este tipo de frío no debería debilitarlo tanto.
Monica dejó a Nero cerca de la chimenea y tomó asiento frente a Hilda.
"Has venido hasta aquí y sólo he podido prepararte esta comida sencilla... Lo siento".
"C-Creo que esto es más que suficiente..."
En primer lugar, ella era una persona que nunca se había preocupado por la comida. Pero ahora se estaba arrepintiendo ya que debería ser ella la que le hubiera traído algo de comida como recuerdo.
Este viaje fue repentino, así que nunca pensó en traer recuerdos.
"Um... Hilda."
"¿Qué pasa?"
Cuando Monica le habló, Hilda tenía un gran bocado de pan en la boca. Así que esperó hasta que se tragó el pan y luego dijo su verdadero propósito de venir aquí.
"¿Conoces a Peter Sams?"
El rostro de Hilda se tensó mientras sus cejas temblaban.
Su sola reacción era prueba suficiente de que no tenía una buena impresión del hombre llamado Peter Sams.
Peter Sams, Un sirviente de la familia del Duque Reinberg y el verdadero culpable que había lanzado una maldición sobre el Dragón Verde y lo había convertido en un dragón maldito.
Y también era el hombre que sabía algo detrás de la muerte de su padre.
El momento en que Peter miró la cara de Monica fue también el momento en que se dio cuenta de que era la hija de Benedict Rayne. Lo que significaba, que la había conocido antes en el pasado.
Pero Monica no reconoció a Peter en absoluto.
De hecho, sólo unos pocos sabían que Monica Everett era la hija de Benedict Rayne. Lo que todos sabían era que Monica Everett era una niña vagabunda que había sido adoptada por Hilda Everett de la calle.
Así que las personas que sabían que el padre de Monica era Benedict Rayne eran Hilda y las personas que conocían a Monica de su infancia.
Dado que Monica pasaba la mayor parte del día en el laboratorio de su padre, era muy posible que alguien del círculo paterno recordara su rostro. Además, teniendo en cuenta que su crecimiento se había atrofiado y su cara seguía siendo la de una niña, su impresión era casi la misma que en su infancia. Así que no sería de extrañar que alguien con buena memoria la recordara.
Hilda era la ayudante de su padre y también la persona que más entraba y salía de su laboratorio.
Por eso Monica sospechaba que Hilda podría saber algo sobre Peter y su suposición era correcta.
"...Monica, ¿Qué ha traído de repente el nombre de ese hombre a esta conversación?"
Hilda se limpió las migas de la boca y miró a Monica con paciencia.
Monica enderezó la postura y contestó.
"No puedo contarte todos los detalles, pero resumiendo, me encontré con Peter. Mencionó el nombre de mi padre al verme la cara... además, sacó a relucir un comentario que decía que él estaba implicado en la muerte de mi padre..."
Una veta de venas azules afloró en el dorso de la mano de Hilda, que ahuecaba sobre la mesa. Tal vez debido a su ira, sus manos temblaban.
Hilda bajó la mirada y gruñó con voz airada.
"Cómo podría olvidar a ese bastardo... Hubo muchas veces en las que realmente quise hacerlo pedazos con mis propias manos."
Hilda, que acababa de pronunciar la declaración más inquietante, respiraba agitadamente, pero luego respiró hondo para calmarse y dirigió unas palabras a Monica en su habitual tono racional.
"...Monica, será mejor que no te involucres con Peter Sams... Hay mucho poder trabajando detrás de ese hombre. Aunque seas tú, puedes estar en peligro si intentas provocarle".
Como uno de los Siete Sabios, Monica tenía el estatus de Conde Mago que era igual al rango de un conde.
Incluso con ese título, seguiría estando en peligro si sus oponentes fueran de la realeza o personas con rangos iguales.
Monica inclino la cabeza y miro a su madre adoptiva.
"¿Fue Peter la razón por la que ejecutaron a mi padre?"
Un sonido rechinante salió de la boca de Hilda después de apretar los dientes con tanta fuerza.
El rostro de su madre adoptiva, que siempre sonreía con dulzura, tenía ahora una expresión enfurecida, como si las emociones que había reprimido hubieran aflorado.
"Peter Sams podría decirse que era de tu padre, el rival del Doctor Rayne. No obstante, visitaba con frecuencia su laboratorio y planteaba investigaciones en colaboración."
"¿Peter también era investigador?"
"Sí. Yo estaba llevando a cabo un experimento sobre cómo controlar a una criatura viva con magia, un tema que podría decirse que casi pertenece al área prohibida, mientras que el Doctor Rayne estudiaba la relación entre el cuerpo humano y la magia, así que nuestros temas de investigación estaban relativamente cerca el uno del otro."
Con el tiempo, dejó de mencionar la investigación en colaboración, pero ocurrió un incidente.
Hubo una persona que informó al funcionario de que Benedict Rayne estaba estudiando la magia más prohibida, la 'Resurrección'.
Resucitar a un muerto era la magia más tabú del reino, seguida de la llama negra y la manipulación del clima. Por no hablar de experimentar con su uso, aunque sólo fuera como material de investigación, sería castigado con la pena de muerte.
"De hecho, el Doctor Rayne no llevó a cabo ninguna investigación sobre la resurrección. Era una persona que respetaba la vida por encima de todo. Así que nunca cometería el acto blasfemo de resucitar a un muerto"
Sin embargo, el agente que investigaba el laboratorio del Doctor Rayne encontró en su interior varios documentos y libros prohibidos sobre la resurrección.
Para colmo, Peter testificó ante el oficial que el Dr. Rayne estaba investigando la magia de la resurrección.
Después, fue considerado culpable y condenado a muerte.
"Intentamos rebatirlo. Les dijimos que todo esto era invención de Peter Sams. Todos los materiales y los libros que confiscaron eran cosas que él había plantado en el laboratorio del Dr. Rayne todo el tiempo. Pero la actitud de los funcionarios siguió siendo la misma. Las cosas funcionaban a su favor en un grado antinatural".
Sintiendo que algo andaba mal, Hilda decidió investigar en solitario la anormalidad de las circunstancias de Peter... hasta que descubrió lo del estimado noble a sus espaldas.
Por desgracia, cuando Hilda llegó a la verdad, la ejecución del Dr. Rayne ya se había llevado a cabo.
Lo que había hecho que aquella ejecución antinatural se llevara a cabo de forma abrupta y sin juicio fue la presión de aquel personaje.
Monica apretó los puños en su regazo. Aunque la sangre se le drenaba de la cara, extrañamente, no podía detener la desagradable sensación. Su palma estaba ligeramente mojada por el sudor.
"...¿Puedes decirme el nombre de ese noble?"
Hilda negó con la cabeza ante la pregunta de Monica.
"Ahora mismo eres parte de los Siete Sabios. Puede que tengas que relacionarte con esa persona en un futuro lejano... así que no puedo decirte su nombre."
Después de todo, Hilda conoce muy bien a Monica.
Si Monica entrara en contacto con esa persona en palacio... seguro que perdería la compostura.
Y si por casualidad se revelara la verdad de que Monica era hija del pecador Benedict Rayne, se encontraría en una situación peligrosa.
Por eso Hilda mantenía la boca cerrada para proteger a Monica.
Y como Monica era consciente de ello, no podía presionar más a Hilda.
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